El cuarto poder

por Ondas de Ibagué

Siempre me ha parecido una exageración histérica (y por ende populista) eso de andar pregonando que si se hacía la paz con los  8 mil hombres armados de las Farc estaríamos abriendo las puertas al castrochavismo.

El solo hecho de medir verazmente el resultado de la paz de La Habana, comparándola con los otros procesos de paz que repletan el vivir de los últimos 200 años de historia patria, serviría para  derruir esa teoría y hacer pensar a los enemigos de la concordia nacional que el logro de la tranquilidad no se puede seguir midiendo en venganzas y retaliaciones.

Pero, de la misma manera, cuando uno ve que al gobierno de Santos, directamente o través de las famosas comisiones que nombra para adelantarle trabajo a los ocupados  congresistas, insiste en copiar de instancias extranjeras malignas el ordenamiento constitucional colombiano, uno se pone a pensar que los histéricos uribistas hasta pueden tener razón en sus temores y prevenciones castrochavistas.

El proyecto de reforma electoral que están presentando al Congreso tiene un veneno mortal que nos hace parecer más a Venezuela que a Francia y bien lo señaló el presidente del  Senado, Mauricio Lizcano. Se está pretendiendo crear un cuarto poder: el electoral. Se quiere, por fast track, convertir al nuevo Consejo Nacional Electoral en una copia  miserable del organismo monstruoso que le abrió la senda a Chávez y consiguió dar los grandes golpes contra los opositores de su manera dictatorial de gobernar,   que heredó Maduro.

Bastante tenemos en Colombia con los tres poderes constituidos, un Congreso emasculado, una justicia olorosa a corrupción y un ejecutivo amorcillado para que nos metan este cuarto poder. 

Por: Gustavo Álvarez Gardeazábal

@eljodario

Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.