La condena fue impuesta por el Juez Primero Penal del Circuito quien condenó a 18 años de prisión, beneficiándolo con la medida de casa por cárcel, al falso psicólogo que se hacía pasar por coaching social, identificado como John Jairo Ramírez Zapata, hallado culpable por los delitos de acto sexual y acceso carnal en persona puesta en incapacidad de resistir, por hechos ocurridos hace dos años y donde resultaron víctimas dos alumnas de  un reconocido colegio de Ibagué, a quienes sometía a todo tipo de vejámenes mientras las convencía que les estaba tratando un problema psicológico.

La condena también lo afecta con la prohibición por un término de 19 años, en los que no se podrá acercar a las dos jóvenes víctimas, como tampoco podrá ejercer su función de psicólogo y coaching para tratar a menores de edad por un periodo de 13 años.

El juez analizó la condición de salud del falso coaching y por el resultado de Medicina Legal, le otorgó la medida de casa por cárcel.

Es importante informar que en el año 2015, exactamente el 18 de agosto, se conoció en la denuncia, dos alumnas del claustro educativo de Ibagué, fueron atendidas por esta persona, pues las jovencitas tenían problemas de comportamiento en su hogar, colegio y con su orientación sexual.

En las diferentes sesiones en las que el hoy condenado las atendió, las menores de edad denunciaron que John Jairo Ramírez Zapata, en el consultorio ubicado en su casa del barrio La Pola, las abusó sexualmente.

El falso psicólogo, supuestamente con el fin de sacar las malas energías, les ponía piedras cerca de sus órganos reproductivos, se las introducía y luego él las besaba.

En allanamiento realizado por las autoridades en el consultorio, fueron halladas las piedras de las que hablaron las afectadas, y que, según las denunciantes, el hombre utilizaba en las terapias como masaje y mesoterapia.

Además, dijo el juez, las tocaba con los dedos y la lengua en sus partes íntimas, además, la denuncia dice que el hombre, en su supuesta ayuda a una de las afectadas, le ofreció dinero y le regaló un muñeco.

Por: Juan Manuel Escobar, periodista judicial.