El alcalde Julio Roberto Vargas denunció que estos delincuentes están ingresando a las fincas atribuyendo ser parte de grupos armados.

Por: Paula Rodríguez 

Cajamarca, un municipio que ha sido golpeado con las consecuencias del conflicto armado, está experimentando una nueva era del post conflicto, donde la seguridad ha incrementado significativamente, convirtiéndolo en buen lugar para la vida cotidiana.

No obstante, a pesar de estos logros, en los últimos años ha surgido una nueva forma de delincuencia que ha afectado a la comunidad cajamarcuna: la extorsión, liderada por diversos grupos ilegales que, aunque no son insurgentes, carecen de la organización necesaria.

Estos individuos operan utilizando llamadas intimidatorias, atribuyéndose erróneamente pertenecer a las FARC y otros grupos insurgentes, en un intento de sembrar temor en la población.

Según el alcalde local, Julio Roberto Vargas, los extorsionistas han adoptado variadas tácticas para amedrentar y despojar a los habitantes de Cajamarca.

"Estos delincuentes juegan con la ilusión de ser poderosos grupos armados ilegales capaces de aterrorizar a toda la comunidad, pero en realidad es un siniestro juego psicológico", destacó Vargas.

Hace un año, se registró una situación particular que involucraba intimidaciones a campesinos utilizando armas de madera. Lamentablemente, este tipo de incidentes se ha repetido en la zona veredal del municipio durante esta semana. Las autoridades locales han identificado que estos eventos pertenecen a la categoría de delincuencia común, desvinculándolos de grupos insurgentes.

"Es fundamental entender que estas acciones no son resultado de grupos armados ilegales, sino más bien de delincuentes comunes", concluyó el alcalde, enfatizando la importancia de la claridad en la información.