Durante muchos meses la familia de Carmenza estuvo ahorrando con el objetivo de convertir en realidad el sueño de viajar a México y disfrutar las playas de Cancún. 

Es este, uno de los más paradisíacos destinos del país azteca y que se ha convertido en destino preferido de los colombianos. Lejos estaba de imaginarse que su sueño se convertiría en una verdadera pesadilla para ella, su esposo, su hijo y su mamá.  

Carmenza y su familia tomaron un vuelo internacional, directamente a Cancún, estaban listos para disfrutar de cinco noches y cuatro días de sol, playa, brisa y un paisaje incomparable.  

Luego de pasar por inmigración, la alegría del viaje empezó a dar un giro de 180 grados. Sin darles mayor explicación, los oficiales les pidieron que pasaran a un cuarto aparte. Allí comenzó la incertidumbre, no solo para los viajeros sino para sus familiares en Colombia ya que la obligada llamada que confirmaba el arribo a la nación de Vicente Fernández, no se recibió a la hora esperada.   

Tras solicitar sus documentos tuvieron que pasar toda una noche en medio de personas de otras regiones de centro y sur América, quienes tampoco entendían muy bien lo que estaba ocurriendo. En medio de ese hacinamiento llegó el nuevo día y con ella la noticia: No tenían el perfil para ingresar al país por lo que iban a ser devueltos en el próximo vuelo. En ese momento y tras pasar más de 15 horas prácticamente detenidos, Carmenza y sus seres queridos lo único que deseaban era regresar a Colombia, el sueño de pisar tierra mexicana había desaparecido. 

Carmenza asegura que recibieron atropellos, que no recibieron agua, una cobija, un camarote, una voz de aliento, absolutamente nada. Por el contrario, el trato fue el de delincuentes, o al menos así los hicieron sentir. Esta ama de casa cuenta que ahorró 10 millones de pesos y es consciente de que parte de ese dinero se esfumó como el agua entre los dedos.  

La situación vivida por Carmenza y su familia es recurrente. A diario decenas de personas que viajan desde Colombia a ese país son inadmitidas, debido a que las autoridades consideran que pueden ir con el objetivo de quedarse a vivir allí o utilizar a México como escala para continuar hacia los Estados Unidos. Además del mal trato y la violación de los Derechos fundamentales de las personas que se sienten humilladas y vulneradas, es claro que cada país se reserva el derecho de admisión de los extranjeros, por lo que las reclamaciones prácticamente se convierten en un saludo a la bandera.