Masacre en Las Vegas

Domingo en la noche. Todo transcurría con normalidad en "la ciudad que no duerme": Las Vegas.

Un concierto de música country en el que Jason Aldean deleitaba a su público conformado por más de 22 mil personas se vio interrumpido por una ráfaga de disparos desatada por un solo hombre: Stephen Craig Paddock, blanco, de 64 años proveniente de Mesquite, Nevada, a solo 130 kilómetros del lugar de los hechos, un hombre quien no tendría antecedentes penales y a quien se le hallaron ocho armas de fuego en su habitación del hotel en donde fue encontrado sin vida, al parecer, en un caso de suicidio.

De repente, el caos se desató en el piso 32 del hotel casino Mandalay Bay, en el que 58 personas murieron y 515 resultaron heridas.

El grupo Estado Islámico reconoció su autoría en este hecho, señalando que uno de sus soldados había perpetrado la matanza tras convertirse al Islam meses atrás.

Este, se convierte en el tiroteo más letal de la historia reciente de los Estados Unidos, superando el ocurrido en la discoteca Pulse en Orlando, en donde 49 personas perdieron la vida en junio del 2016.

Años atrás, en 2007, un estudiante había matado a 32 personas y se suicidó en la Universidad Virginia.

El Presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó el reciente hecho como "un acto de pura maldad" e hizo un llamado a fortalecer "los lazos que unen nuestra fe, nuestras familias y nuestros valores", mientras que el papa Francisco también se pronunció frente al hecho, asegurando que ha orado por las personas que perdieron la vida así como por quienes resultaron heridas:

"Profundamente triste al ser informado sobre el tiroteo en Las Vegas, el papa Francisco envía mensajes de cercanía espiritual a todos los afectados por esta tragedia insensata", señala un telegrama recibido por un obispo en Las Vegas.