Le dieron el último adiós al exgobernador y empresario José Ossorio Bedoya

por Cesar Vidal

El político y empresario tolimense dejó una huella imborrable entre sus amigos y familiares, así como un legado incalculable para el departamento, entre ellos el recibimiento de su santidad, el Papa Juan Pablo II en Armero.

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El destacado empresario, quien falleció a la edad de 99 años, fue designado gobernador del Tolima en 1986 por el presidente de la República, Belisario Betancur, varios meses después de la tragedia de Armero y fue como mandatario de los tolimenses el encargado de recibir a su Santidad el Papa Juan Pablo II, que conmovido por la tragedia de Armero, decidió viajar a nuestro país y declarar campo santo, a la desaparecida población del norte del Tolima.

Osorio Bedoya, se destacó por crear varias empresas agrícolas en el departamento, de donde generó muchos empleos, se desempeñó como presidente de la Junta Directiva de la Cámara de Comercio (1980) y fue uno de los cofundadores de la Universidad de Ibagué.

Uno de los principales legados que dejó don José Ossorio Bedoya, según Carmen Inés Cruz exalcaldesa y rectora de la Universidad de Ibagué, fue la defensa y el amor por la educación, como un convencido que por este medio se puede lograr el desarrollo y el progreso de una Sociedad.

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Su partida deja un vacío enorme en sus seres queridos y amigos, quiénes desde la academia lo acompañamos en su lucha incansable por mejorar la calidad de la educación para el país y el departamento.

El libro Tolimenses que dejan Huella, editado por la Universidad de Ibagué, dejó testimonio de su vida.

"Este es el relato de un niño campesino que solo con estudios de quinto de primaria, huérfano de Padre, desafía su oscuro destino y se convierte en un hombre exitoso, en un gobernador honesto y en un empresario agrícola, padre de 6 hijos profesionales, siempre junto a su esposa Florecita".

Su legado y aporte perduran en el tiempo.