Con el propósito de garantizar la protección de los dos ejemplares de tiburón tigre que se encuentran en el suroccidente de la isla de San Andrés.

Esta decisión de las autoridades ambientales de la isla se toma luego de que por el ataque al turista italiano se cazara un tiburón nodriza, el cual no representa ningún riesgo para la vida humana y que, por el contrario, su pesca afecta la seguridad del ecosistema marino.

La Corporación Coralina solicitó apoyo de expertos para realizar maniobras de captura y reubicación de las especies a un lugar distante de la reserva de Biosfera Seaflower, con el fin de alejarlas de la costa.

Es clave destacar que, los tiburones del archipiélago son especies protegidas y tratar de cazarlos está tipificado como delito ambiental, en el que las penas van desde multas hasta prisión.