Los cuatro hombres y la mujer que cometieron el atroz crimen, pagaron con su propia vida su maldad, la comunidad los asesinó a palo, piedras y machete. 

Una verdadera tragedia se registró el fin de semana en zona rural de Landázuri en Santander, allí fueron asesinados e incinerados cuatro integrantes de una misma familia, al parecer a manos de un grupo de cinco venezolanos, entre los cuales se encontraba una mujer.

En el hecho perdió la vida el profesor Álvaro Díaz, su esposa Loiden Acuña, sus hijos de 20 años y 13 años.

Las versiones preliminares señalan que el profesor era amigo de sus asesinos, al punto que les había prestado una gruesa suma de dinero para un negocio relacionado con la explotación de carbón, el día de la masacre, se encontraban en su casa bebiendo y luego de un rato salió a relucir el tema del dinero, por lo cual terminaron discutiendo y al grupo de criminales se les hizo fácil acabar con la vida de las cuatro personas, prenderle fuego a la casa y hacer pensar que habían sido atacados por grupos al margen de la ley.

Con lo que no contaron, fue que la empleada de la casa, a quién también agredieron y con la mayor crueldad del mundo amarraron para que se muriera quemada, logró escapar antes de sucumbir al fuego y dio aviso a los vecinos, quienes no pudieron controlar la ira y se organizaron para cazar a los asesinos y les dieron muerte uno por uno.

Fue así como en horas de la mañana del domingo se encontraron los cuerpos de dos de los presuntos homicidas, luego en horas de la tarde, aparecieron dos cuerpos más en condiciones similares y finalmente, se habla del asesinato del último de los prófugos, aunque aún no se ha encontrado su cuerpo.

Las autoridades han pedido mesura a la comunidad y se han decretado tres días de duelo.