Hermanos Figueroa tuvieron hasta último minuto la esperanza de encontrar a su amigo con vida

por Ondas de Ibagué

Deileyn Figueroa, narró a Ondas de Ibagué los críticos momentos que tuvieron que soportar en su travesía por el Nevado del Tolima y en la que lamentablemente el guía Saúl  Andrés Gonzáles perdió la vida.  

Los tres excursionistas estuvieron perdidos por seis días sin alimento, sin herramientas y sin la protección adecuada para sortear las inclemencias del clima, Deylein narra los desgarradores momentos que tuvieron que afrontar:

“Teníamos  en mente desde hace varios meses realizar la excusión al nevado, -pues lo habían intentado en varias ocasiones sin éxito- por lo que en esta ocasión decidimos contratar a Saúl para que nos  guiara hasta la cumbre.

El jueves nos levantamos muy temprano y dejamos nuestras carpas y provisiones en el campamento base para recuperarlas cuando descendiéramos; ese día logramos llegar a la cumbre y divisamos el paisaje, por fin cumplimos nuestro reto.

Sin embargo, estando allí el clima cambió bruscamente, se nubló y no podíamos ver nada. La nieve borró nuestras huellas y no pudimos encontrar el camino por el que habíamos subido.

Comenzamos a descender y nunca encontramos  el campamento; confiábamos en la experiencia de Saúl, estábamos convencidos que él sabía llegar.

Caminamos unas doce horas y  no teníamos provisiones, teníamos hambre y estábamos cansados, comenzó a anochecer y decidimos dormir cerca de una cascada.

La primera noche fue devastadora, estábamos mojados, cansados y con hipotermia, no dormimos porque el frío nos calaba los huesos. El viernes y el sábado caminamos todo el tiempo, solo parábamos para descansar, teníamos hambre y estábamos deshidratados.

Mi hermano y yo nos caímos por un risco y  yo me lastimé la cadera y él se fracturó la columna, desde ahí comenzamos a caminar mucho más despacio y Saúl  nos tenía que esperar.

El domingo llegamos hasta una cascada muy alta, mi hermano y yo estábamos muy cansados y no teníamos fuerza.

Saúl, ayudado por una soga decidió descender solo,  no lo volvimos a ver; después de un momento,  escuchábamos que nos gritaba, pero luego hubo silencio, pensamos que había logrado descender y esperábamos que llegara con ayuda.

Esperamos ahí hasta el martes pero nadie llegó, decidimos avanzar y caminamos muchas horas, descendimos y muy lejos vimos el techo de una granja, continuamos bajando hasta que vimos una persona, gritábamos desesperados hasta que nos vio.

Nos abrazamos y lloramos porque nos sentimos a salvo, unos excursionistas de la Universidad del Tolima nos ayudaron a salir de donde estábamos y nos dieron agua y comida, luego llegaron los organismos de socorro y nos rescataron”.

Por: Paola Rojas Gómez, periodista regional